ISSN: 2155-9600
Kirby A y Derbyshire E
Ayudar a los niños a aprender y concentrarse es una parte central de la pedagogía educativa. Dado que el cerebro humano tiene alrededor de un 60 % de grasa, la presente revisión se propone evaluar el papel de los ácidos grasos omega-3/6 en relación con los aspectos del aprendizaje en el aula. Esto es particularmente relevante en la actualidad dado que ha habido un cambio en los perfiles de ácidos grasos de los niños, con un movimiento hacia una mayor proporción de omega-6 a 3. Utilizando la base de datos PubMed del Centro Nacional de Información Biotecnológica, se realizó una búsqueda de todos los estudios publicados entre 2012 y 2017 que cumplieron con los criterios de inclusión definidos. Se identificaron un total de 29 ensayos controlados aleatorios (ECA) que utilizaron ácidos grasos Omega 3/6 como intervenciones. Veintidós estudios (n=3336) mostraron beneficios generales, que van desde mejoras en los niveles de ácidos grasos en la sangre hasta un mejor sueño. Ocho ensayos (n = 768) que reclutaron niños y jóvenes con TDAH al inicio informaron mejorías específicas en los síntomas del TDAH. Seis estudios (n=1092) demostraron que los ácidos grasos omega 3/6 pueden apoyar el aprendizaje (mejor capacidad de lectura, ortografía, comportamiento, atención y reducción de la hiperactividad y la agresión). Los beneficios más fuertes se observan entre aquellos con: 1) TDAH o condiciones de aprendizaje comórbidas, 2) estado omega-3 subóptimo o 3) que tienen un rendimiento inferior al inicio. Los ECA que se centran en grupos vulnerables como los niños bajo tutela (LAC) y aquellos con dificultades de aprendizaje específicas, como la dislexia y la discalculia, que también podrían beneficiarse potencialmente de los ácidos grasos omega-3/6, justifican una mayor investigación.