ISSN: 2155-9600
Daniel Droixhe*
Desde el último tercio del siglo XIII, se desarrolló en Italia una extensa literatura de consilia. Este ‘género epistémico’ ha sido ampliamente estudiado por Nancy G. Siraisi. Una segunda investigadora, Marilyn Nicoud, precisa que el género “pertenece a una clase de textos claramente identificados, particulares y autónomos, aunque mantiene vínculos estrechos y a veces ambiguos con otros géneros”. , especialmente con dietas y recetas para la salud’. “Generalmente, los consilia tratan de un paciente particular y de una enfermedad para la cual un médico al que se ha pedido consejo propone por escrito tipos específicos de atención, a menudo organizados en tres partes bien diferenciadas: después de una descripción de los síntomas que permite la formulación de un diagnóstico (el casus), el tratamiento consiste en una dieta basada en las ‘seis cosas no naturales’ (diatea), seguido de terapia usando una farmacopea (potio)’. Algunas de estas consultas tratan sobre ‘cáncer’. En el presente artículo, la naturaleza de los trastornos tratados bajo este título no se considerará detalladamente en términos de la ciencia contemporánea. Al considerar la terminología medieval de la enfermedad, Luke Demaitre nota su relativa inconsistencia: "una dolencia podría tener varios nombres, y un término podría referirse a condiciones muy diversas". En su impresionante libro sobre Medicina Medieval. The Art of Healing from Head to Toe (2013), Demaitre considera metódicamente la falta de distinción entre varias enfermedades por parte de "los primeros compiladores latinos, incluidos Copho, Gariopontus, Petrocellu, John of Sint Paul y otros maestros salernitanos". Se fomentó especialmente una confusión entre el cáncer y la cancrena o gangrena como se suponía que se debían a un exceso de bilis amarilla, según Avicena. Por ejemplo, en el Breviarium atribuido al célebre Arno de Vilanova (c. 1240-1311), un capítulo se titula ‘De las fístulas, el cáncer, el lupus y similares’. Se adoptará el enfoque de Demaitre sobre la cuestión de las enfermedades reales de las que se ocupan los consilia, cuando explore estas nociones ‘con la vista puesta en sus implicaciones médicas para la época’ y ‘en las actitudes evocadas en definiciones y analogías, más que en su cercanía a la última perspectiva sobre las mentalidades y mitologías modernas del cáncer’. Los elementos que nos permitan hacer alguna observación circunstancial sobre los trastornos serán tratados de la misma manera. Junto a esta literatura de consultas personales, una literatura de compendios o theoreticae incluía tratados sustanciales que a veces contenían capítulos sobre ‘cáncer’. Estos dos tipos de libros se desarrollaron especialmente en Padua, donde, como ha escrito Vivian Nutton, ‘la principal facultad de medicina de Europa’ fue localizado.