ISSN: 2165-7890
Evelyn Chung Ning Law y Genalyn De Jesús Águila
Objetivo: La literatura muestra que la función cognitiva de un niño con trastorno del espectro autista (TEA) es positivamente asociado con resultados posteriores. Sin embargo, las evaluaciones del desarrollo y cognitivas no se han completado de manera consistente en el momento del diagnóstico en muchos entornos clínicos. No está claro si un cuestionario adaptativo para padres estandarizado ayudará a predecir el funcionamiento cognitivo posterior. Este estudio exploró la utilidad de un cuestionario estandarizado para predecir el funcionamiento cognitivo futuro en niños con TEA.
Método: Se incluyeron en el estudio niños de 24 a 59 meses de edad diagnosticados consecutivamente con TEA entre enero de 2011 y octubre de 2013, y a quienes se les realizó una evaluación cognitiva en un momento posterior (N=113 ). Se presentaron datos descriptivos sobre características demográficas, puntajes del Programa de Observación de Diagnóstico de Autismo (ADOS), puntajes estándar de Vineland Adaptive Behavior Scales-II (VABS-II) en el momento del diagnóstico de TEA y puntajes cognitivos posteriores de la cohorte. Las puntuaciones estándar de VABS-II en el momento del diagnóstico se usaron para predecir la mejor estimación de las puntuaciones cognitivas no verbales mediante modelos de regresión lineal, después de controlar el sexo, la raza, la edad en el momento del diagnóstico y las puntuaciones de ADOS.
Resultados: En esta cohorte, el 88,5 % eran niños y la edad media de diagnóstico fue de 48,4 meses. El perfil de comportamiento adaptativo de la población de estudio mostró habilidades motoras>comunicación>vida diaria>habilidades de socialización, en consonancia con estudios previos en niños verbales con TEA. La puntuación compuesta de comportamiento adaptativo de VABS-II y todas las puntuaciones de dominio de VABS-II en el momento del diagnóstico predicen significativamente el funcionamiento cognitivo posterior. La puntuación compuesta de conducta adaptativa predice mejor las puntuaciones estándar cognitivas no verbales posteriores (p<0,001, R2=0,446). La edad en el momento del diagnóstico y la puntuación social de ADOS también fueron predictores de puntuaciones posteriores de CI no verbal.
Conclusión: En entornos clínicos donde las evaluaciones cognitivas no se pueden completar en el momento del diagnóstico, puede ser útil usar el VABS-II para comprender mejor el funcionamiento cognitivo de los niños con TEA.