ISSN: 2329-8731
Seth D. Cohen
El tratamiento médico de la disfunción eréctil (DE) ha evolucionado mucho en los últimos 20 años. Antes de principios de los años 80, podíamos ofrecer a los pacientes una de las dos terapias quirúrgicas definitivas para el manejo de su disfunción eréctil: implantación de prótesis de pene y revascularización del pene. El primer inhibidor de la fosfodiesterasa (PDE5i) aprobado para el tratamiento de la disfunción eréctil fue el citrato de sildenafilo (1998). Actualmente, hay cuatro medicamentos orales aprobados por la FDA indicados para el tratamiento de la disfunción eréctil (sildenafilo, vardenafilo, tadalafilo y avanafilo), todos los cuales inhiben predominantemente la PDE5.
A pesar de sus modos de acción similares, las PDE5i difieren en sus propiedades bioquímicas, perfiles farmacocinéticos y rendimiento clínico. Lo más distintivo es su vida media, con sildenafilo, vardenafilo y avanafilo que tienen vidas medias de aproximadamente 4-5 horas, en comparación con tadalafilo, con una vida media de 17,5 horas. La mediana del tiempo hasta la concentración máxima (t max) es de 30 minutos para avanafil, 1 hora para sildenafil y vardenafil, y 2 horas para tadalafil.
La abundancia de opciones plantea la pregunta "¿qué inhibidor de la PDE-5?" relevante para los médicos, los pacientes y sus parejas. Un porcentaje significativo de hombres que inician el tratamiento finalmente cambiarán entre inhibidores o suspenderán la terapia (cumplimiento deficiente). Asesorar adecuadamente a los pacientes y sus parejas sobre la opción de tratamiento adecuada es fundamental para optimizar el cumplimiento. Está ampliamente aceptado que no hay diferencias significativas en la seguridad y eficacia de los 4 PDE5i, aunque avanafil se ha mostrado muy prometedor en la reducción de los efectos secundarios típicos.
Ciertamente, las modificaciones del estilo de vida deben considerarse una parte integral del régimen de tratamiento para la disfunción eréctil, tanto de forma independiente como junto con otras opciones de tratamiento. El riesgo de desarrollar disfunción eréctil está estrechamente relacionado con la presencia de comorbilidades como diabetes, enfermedad cardiovascular y síndrome metabólico. La prevención o el tratamiento adecuado de estos estados patológicos pueden tener un impacto positivo en la salud sexual.