ISSN: 2167-1044
H Matthew Lehrer, Katherine C Janus, Christian T Gloria y Mary A Steinhardt*
Antecedentes: Los beneficios de una mente ampliada en momentos de positividad se acumulan tiempo y crear recursos personales duraderos. La positividad puede transformar la vida de uno para mejor, mejorando la salud y construyendo una mayor resiliencia ante la adversidad. Hay pruebas sólidas de que la positividad es un ingrediente activo clave en el florecimiento de la salud mental; sin embargo, se sabe menos sobre el límite superior de la positividad para un funcionamiento óptimo.
Objetivo: este estudio examinó si los índices de positividad excesivamente altos – experimentó emociones positivas a negativas – se asociaron con una mayor disfunción emocional (estrés, síntomas depresivos) y una disminución de los recursos personales (resiliencia, esperanza) y ambientales (apoyo social, conectividad escolar) percibidos.
Métodos: Los participantes (N=510) que asistían a una escuela pública solo para niñas completaron una encuesta para evaluar las emociones positivas/negativas (la proporción de positividad), la disfunción emocional y los recursos personales y ambientales percibidos. Se modelaron y compararon ecuaciones de regresión lineal y cuadrática para la relación entre el índice de positividad y la disfunción emocional y los recursos percibidos.
Resultados: Las relaciones entre el índice de positividad y la disfunción emocional y los recursos percibidos se ajustaron mejor mediante ecuaciones cuadráticas, lo que indica un funcionamiento mejorado hasta un punto, más allá del cual el funcionamiento disminuyó en los niveles más altos de positividad.
Conclusión: Experiencias más frecuentes de emociones positivas y/o experiencias menos frecuentes de emociones negativas son adaptativas, dentro de los límites, para promover el funcionamiento emocional y ayudar a los adolescentes a percibir una mayor disponibilidad de recursos personales y ambientales.< /p>