ISSN: 2385-5495
paola tomasello
El 20 de marzo, cerca de Milán (Italia), Ousseynou Sy, un conductor de autobús de Autoguidovie, secuestró su autobús con dos grupos de jóvenes estudiantes a bordo. Gracias a la pronta intervención de la policía italiana, todos los pasajeros sobrevivieron y nadie resultó gravemente herido, aunque llevará tiempo controlar los efectos del estrés postraumático.
Ousseynou declaró que quería protestar contra las dramáticas muertes de inmigrantes en el Mar Mediterráneo. El fiscal italiano afirmó que su acción es una iniciativa criminal individual y no puede ser categorizada como terrorismo islámico organizado.
Alguien puede haber recordado el accidente de Germanwings. Sin perjuicio de las diferencias, se pueden identificar tres analogías entre los dos eventos:
&toro; Ejecución de delitos en servicio: había pruebas de que Lubitz había sufrido una especie de hostilidad hacia Germanwings/Lufthansa. Todavía no está claro por qué Sy decidió cometer el sabotaje mientras estaba de servicio, es decir, si existe algún vínculo entre la protesta y la voluntad de contraatacar en Autoguidovie. Sin embargo, tanto Andreas como Ousseynou representaban una amenaza interna para las organizaciones de transporte en las que trabajaban. Los enfoques actuales solo abordan el riesgo relacionado con los "asesinos externos", pero ¿y si el asesino ya está "dentro de la cabina"?
&toro; Falta de controles organizacionales de fitness-forty: había evidencia de que Lubitz había pasado por un tratamiento psiquiátrico en el pasado. Asimismo, en el historial de Sy’se incluyen dos antecedentes penales: suspensión temporal del permiso de conducir por conducir bajo los efectos del alcohol y una pena de prisión por abuso sexual infantil. ¿Cómo fue posible que Sy y Lubitz mantuvieran el permiso de conducir a pesar de estas evidencias?