ISSN: 2161-1017
Rosero RJ, Polanco JP, Jaramillo A, Gómez AM, Cossio I, Cortés D, Uribe A, Palacio JI and Geloneze B
La obesidad es considerada actualmente como la epidemia del siglo XXI. El aumento acelerado de la prevalencia y mortalidad por enfermedades cardiovasculares sienta un precedente histórico como problema de salud pública mundial. El aumento de la incidencia de la obesidad y de las enfermedades crónicas asociadas a la obesidad (enfermedad coronaria, cáncer, diabetes), junto con el hallazgo frecuente de estas condiciones en la clínica, exigen con urgencia estudios con el objetivo de identificar posibles conexiones fisiopatológicas entre estas condiciones.
La obesidad a menudo se ve solo como un desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto de energía. Por otro lado, numerosos factores neuroendocrinos son los responsables de la regulación del metabolismo energético. Además, el metabolismo corporal también se ve afectado por la actividad autocrina, paracrina y endocrina de las organoquinas. Así, el conocimiento de las vías de señalización, acción y regulación de las organocinas podría conducir a un abordaje integral de la obesidad, lo que a su vez podría desentrañar nuevos indicadores de adiposopatía, que no necesariamente están asociados únicamente al peso corporal o al exceso evidente de tejido graso.
Aquí proponemos un modelo fisiopatológico, al que nos referimos como el triunvirato de la adiposopatía, que implica la alteración del equilibrio de organocinas (miocinas, hepatocinas y adipocinas) y que tiene en cuenta vías de señalización comunes a estados proinflamatorios como como la resistencia a la insulina y el daño endotelial, con énfasis en la adiposopatía y la obesidad, con el objetivo de lograr la identificación temprana del riesgo cardiometabólico, y así impactar positivamente en el riesgo de morbimortalidad asociada a la adiposidad.