ISSN: 2167-0277
Prosenjit Dutta y Sophie West
Una mujer de 47 años acudió a la clínica con disnea de esfuerzo, ronquidos, asfixia, apneas presenciadas y somnolencia diurna. Entre sus antecedentes se encontraba Artritis Idiopática Juvenil, diagnosticada a los 8 años, desde que tomaba prednisolona. Su estudio del sueño identificó apnea obstructiva del sueño (AOS) grave.
Comenzó con la terapia de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), que mejoró tanto la calidad de su sueño que apenas se movía por la noche y, en consecuencia, se despertaba con rigidez en las articulaciones temprano en la mañana. Por lo tanto, limitó su uso de CPAP y sus síntomas persistieron. Con el tiempo, desarrolló un régimen de uso de CPAP en noches divididas que mejoró sus síntomas relacionados con la AOS y el malestar en las articulaciones.