María Luisa Alves Lins
El traumatismo facial puede considerarse una de las agresiones más devastadoras encontradas en los centros de trauma por las consecuencias emocionales y la posibilidad de deformidad. Esta eventualidad adquiere un peligro mucho mayor cuando se produce en niños, ya que independientemente de las posibles cicatrices faciales, también pueden afectar a los centros de crecimiento y desarrollo del esqueleto facial, con repercusiones futuras en defectos funcionales. Por lo tanto, se debe actuar con gran seguridad profesional ante este tipo de emergencias, que requieren un cuidado especial en cuanto a diagnóstico, clasificación y tratamiento, principalmente porque el rostro es una de las regiones más nobles del cuerpo. Este estudio tiene como objetivo reportar un caso de un paciente pediátrico víctima de un accidente doméstico por proyectiles de arma de fuego en el cual impactaron en el orbitario-cigomático derecho provocando pérdida permanente de la visión. Paciente del sexo femenino, 7 años, acompañada de su madre, acudió al hospital de urgencias de Recife-Pernambuco-Brasil reportando un accidente doméstico, donde el arma de caza se disparó accidentalmente entre dos niños. Al examen clínico extraoral presenta herida perforada-contusa en región cigomática derecha infectada y signos característicos de amaurosis bilateral, con equimosis y edema periorbitario bilateral. En el examen de imagen mostró varios fragmentos de proyectiles de arma de fuego en la región posterior de la cavidad orbitaria izquierda, y con una fractura zigomático-orbitaria derecha que afectaba la pared lateral y el piso de la órbita, caracterizada por la destrucción del tercio medio facial. El paciente fue sometido a procedimientos de escisión de cuerpos extraños, extracción de tejidos desvitalizados y limpieza local, minimizando riesgos de infección y necrosis tisular. El postoperatorio continuó en los patrones normales y la paciente fue rehabilitada con prótesis ocular bilateral, devolviéndole la estética y la simetría facial. Comprender la causa, la gravedad y la distribución temporal son factores importantes en la eficacia del tratamiento, ya que el trauma facial es un problema de salud pública debido a su impacto en la calidad de vida.