ISSN: 2261-7434
Félix Cantrovich
La escasez de órganos constituye una crisis de salud pública permanente e inmodificable. Un número cada vez mayor de pacientes mueren injustamente cada año mientras esperan un órgano donado por la Sociedad. Los sentimientos de las personas hacia la donación se han mantenido inadecuados a lo largo de los años. Analizando las causas de esta urgente crisis sanitaria, es racional considerar como uno de los responsables de este dilema, que los programas sociales de educación sobre donación de órganos, permanentemente estructurados bajo el lema “La donación es un regalo de vida”, no han logrado cambiar Conducta de las personas frente a la donación de órganos. El miedo a la muerte, la mutilación, la desconfianza en los equipos médicos y la incertidumbre religiosa, hoy sugeridas como principales barreras para la donación, nunca han sido consideradas en las metodologías educativas. El reconocimiento de la gente a consignas como “A lo largo de nuestra vida somos potenciales receptores de un trasplante”; “Nuestro cuerpo después de la muerte es una fuente de salud”, “La donación de órganos es compartir la vida”, podría mejorar el comportamiento de las personas hacia la donación. Asimismo, las encuestas actuales mostraron una insuficiente formación médica y de enfermería en este tema durante sus estudios universitarios. La persistencia de este grave problema de salud, que a nivel mundial depende en gran medida del comportamiento de las personas, principalmente por el desconocimiento de lo que hoy significa la donación de órganos para su propio bienestar, requiere urgentemente de una acción profundamente analizada para revisar lo que se ha hecho hasta ahora para superarlo. esta grave crisis social, por responsables de Salud y Educación de diferentes Estados, entre ellos la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los programas de educación racional, en todos los niveles sociales, incluidos los equipos médicos y los jóvenes desde la escuela primaria hasta las universidades, podrían eliminar el comportamiento negativo hacia la donación de órganos, desafiando los sentimientos de la sociedad y ofreciendo a miles de pacientes no sufrir crisis de escasez de órganos. una eutanasia práctica de la sociedad contra sí misma.