ISSN: 2168-9857
Sandro Gaspar, José Santos Dias y Tomé; Lopes
La cirugía mínimamente invasiva tiene ventajas bien conocidas. La mayoría de los procedimientos que se realizan en el riñón actualmente son laparoscópicos, con varias ventajas sobre la laparotomía: disminución de la morbilidad y mortalidad perioperatoria, incisiones más pequeñas, recuperación más rápida, estancias hospitalarias más cortas y retorno más temprano a la vida activa. El dolor posoperatorio es la queja más común y un problema importante después de la cirugía laparoscópica. Existen diferentes teorías propuestas para explicar la omalgia: distensión de los vasos sanguíneos y nervios peritoneales durante el neumoperitoneo, la reacción inflamatoria asociada (liberación de citocinas proinflamatorias), velocidad de infusión de CO2; distensión del ligamento triangular y redondo; tiempo de exposición al gas; retención de gases que induce irritación del nervio frénico; lesión nerviosa durante el posicionamiento del paciente (abducción del hombro) y lesión del diafragma. Todavía existe debate sobre cómo minimizarlo. Revisamos los diferentes mecanismos etiológicos y medidas preventivas y tratamientos probados y potenciales sobre cómo evitar el dolor postoperatorio: posicionamiento adecuado del paciente, maniobras de reclutamiento pulmonar, infusión de suero fisiológico intraperitoneal, uso de gabapentina, pregabalina, irrigación con bupivacaína, uso de AINE, opioides e hidrocortisona.