ISSN: 2329-8731
rodney r dietert
Gran parte del siglo anterior se dedicó a aplicar las últimas tecnologías emergentes para controlar el embarazo, el parto y el desarrollo infantil. La idea era que cada cambio mejorara significativamente la salud de nuestros niños a lo largo de su vida. Pero ahora está claro que con varias de las prácticas adoptadas, ha habido consecuencias no deseadas. Hemos corrido el riesgo de perder ciertas ventajas distintivas que estaban intrínsecamente arraigadas en las culturas y prácticas antiguas. Entre estos se encontraban las experiencias ricas en microbios del parto natural, la lactancia materna y la vida agraria. Estas prácticas permitieron que los niños adquirieran un microbioma completo, lo que facilitó el desarrollo inmunitario y las respuestas inmunitarias apropiadas en el futuro. Los beneficios percibidos asociados con la tecnología, como los partos por cesárea programados, la vida urbana higienizada y la carga de vacunación más temprana y cada vez mayor, han ayudado a reducir la carga de algunas enfermedades infantiles. Pero estudios recientes sugieren que también han producido consecuencias graves e imprevistas para los niños de hoy: una mayor probabilidad de que el microbioma humano esté incompleto, una disfunción inmunitaria de por vida y una enfermedad crónica promovida por la inflamación. Esta revisión examinará evidencia reciente que sugiere que una combinación más efectiva de prácticas y remedios antiguos con tecnología moderna y conocimiento médico podría ayudar a restaurar el superorganismo del microbioma humano a su estado histórico, mejorar la homeostasis inmunológica pediátrica y reducir el riesgo de enfermedades crónicas en el futuro. enfermedades.