Quimioterapia: Acceso Abierto

Quimioterapia: Acceso Abierto
Acceso abierto

ISSN: 2167-7700

abstracto

La mayoría de los cánceres colorrectales se deben a la edad avanzada y a factores del estilo de vida, y solo una pequeña cantidad de casos se deben a trastornos genéticos subyacentes.

Carla Viegas*

La enfermedad colorrectal (CCR), también llamada malignidad interna, crecimiento maligno del colon o el avance de la malignidad desde el colon o el recto (porciones del órgano interno). Los signos y síntomas pueden incluir sangre en las heces, un ajuste de las secreciones sólidas, pérdida de peso y fatiga. La mayoría de los tumores malignos colorrectales se deben a factores de edad y estilo de vida avanzados, con pocos casos debido a problemas hereditarios ocultos. Los factores de riesgo incluyen régimen de alimentación, peso, tabaquismo y ausencia de trabajo activo. Los factores dietéticos que aumentan el riesgo incluyen carnes rojas, carnes preparadas y licores. Otro factor de riesgo es la infección interna incendiaria, que incluye la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Una parte de los problemas hereditarios adquiridos que pueden causar malignidad colorrectal incluyen poliposis adenomatosa familiar y enfermedad genética del colon sin poliposis; sin embargo, estos abordan menos del 5% de los casos. Normalmente comienza como un tumor considerado, a menudo como un pólipo, que con el tiempo se vuelve maligno. La malignidad intestinal se puede analizar obteniendo un ejemplo del colon durante una sigmoidoscopia o una colonoscopia. Luego, esto se rastrea mediante imágenes clínicas para decidir si la infección se ha propagado. La detección es viable para prevenir y disminuir las muertes por cáncer colorrectal. Se sugiere la detección, mediante una de varias estrategias, a partir de los 45 a los 75 años. Durante la colonoscopia, se pueden extraer pequeños pólipos siempre que se encuentren. Si se descubre un pólipo grande o un tumor, se puede realizar una biopsia para comprobar si es cancerígeno. Los medicamentos antiinflamatorios y otras drogas calmantes no esteroides disminuyen el peligro. Su uso general no se sugiere por este motivo, sin embargo, debido a los resultados.

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