ISSN: 2472-4971
William T. Harrison, Christine M. Hulette, Cynthia Guy, Thomas Sporn, Thomas Cummings
El glioblastoma, el tumor glial primario más común y agresivo, tiene una mediana de supervivencia de aproximadamente 3 meses sin tratamiento médico. La resección quirúrgica, la radioterapia y la quimioterapia son los principales métodos de tratamiento y se ha demostrado que aumentan la esperanza de vida de 1 a 2 años. El tumor tiene un patrón de crecimiento infiltrante que distorsiona la anatomía normal y puede extenderse a partes distantes del cerebro a lo largo de tractos de materia blanca. Si bien el glioblastoma comúnmente se infiltra en el tejido cerebral circundante y con frecuencia se informan metástasis intracraneales en las meninges y la médula espinal, las metástasis extracraneales son extremadamente raras. Lo más probable es que esto se deba a la falta de vasos linfáticos en el cerebro y la incapacidad de las células malignas para invadir los vasos sanguíneos. Presentamos el caso de una mujer de 56 años con antecedentes de glioblastoma temporal derecho, a quien se le diagnosticó metástasis pulmonar comprobada por biopsia. El paciente se presentó para una radiografía de tórax, como parte de un requisito para un ensayo clínico, y se encontró que tenía nódulos pulmonares bilaterales; una tomografía computarizada (TC) de tórax posterior mostró numerosos nódulos pulmonares y lesiones de baja densidad en el hígado. El paciente fue sometido a resección en cuña toracoscópica derecha. La sección congelada y las secciones permanentes fueron diagnósticas de glioblastoma metastásico.