ISSN: 2161-1068
Miguel F Carrascosa, José R Salcines-Caviedes, Juan M Corral-Mones, Javier Gómez-Román and Marta Cano-Hoz
Un hombre de 33 años ingresó en 1999 debido a dolor abdominal, fiebre y pérdida de peso. Tras un diagnóstico presuntivo de apendicitis aguda complicada, se realizó laparotomía. Dado que el ciego y el íleon terminal mostraban un `aspecto canceroso´ Se realizó resección ileocecal y hemicolectomía derecha. La evaluación anatomopatológica reveló la presencia de bacilos acidorresistentes que posteriormente se identificaron como Mycobacterium tuberculosis. No hubo evidencia de neoplasia. Como el paciente era usuario de drogas intravenosas y presentaba linfopenia absoluta, se solicitó serología para Virus de la Inmunodeficiencia Humana tras la cirugía, siendo el resultado positivo. El paciente recibió tratamiento antituberculoso estándar y fue dado de alta. Sin embargo, decidió suspender rápidamente el tratamiento y reingresó 3 meses después del alta por fiebre y linfadenitis cervical. En el cultivo de una muestra de ganglio linfático del cuello creció Mycobacterium tuberculosis. Esta vez, el paciente tomó los medicamentos antituberculosos adecuados y también inició tratamiento antirretroviral. Salvo algunos episodios diarreicos, se ha mantenido bien durante todo el período de seguimiento (desde junio de 1999 hasta diciembre de 2013). Es bien sabido que no existe un diagnóstico fácil de tuberculosis intestinal, incluso hoy en día. Acabamos de intentar recordarlo.