ISSN: 2155-9899
Ekaterina Kulchavenya
La tuberculosis (TB) es una de las principales causas de mortalidad humana en todo el mundo atribuible a un único agente infeccioso; sin embargo, la infección del organismo humano con Mycobacterium tuberculosis (Mtb) no conduce a la enfermedad obligatoria, por supuesto. Estudios recientes han revelado numerosos polimorfismos implicados en la susceptibilidad del huésped a la TB. El organismo humano puede tener una resistencia innata a MTB. Una característica distintiva de la infección por Mtb es la capacidad de la mayoría de los adultos sanos (90-95 %) para controlar la infección a través de la inmunidad adquirida, en la que las células T específicas de antígeno y los macrófagos detienen el crecimiento de los bacilos de Mtb y mantienen el control sobre los bacilos persistentes. Mtb induce respuestas inmunitarias vigorosas, pero evade la inmunidad del huésped y persiste dentro de los fagosomas de los macrófagos infectados. Cada etapa de la respuesta del huésped a Mtb está bajo control genético, incluido el encuentro inicial con MTB por macrófagos, células epiteliales y células dendríticas en el pulmón, la inducción de la respuesta de células T inductoras y la muerte por macrófagos activados dentro de los granulomas. Por lo tanto, existe una resistencia innata del organismo humano a Mtb, y es una de las principales razones por las que la TB, una enfermedad potencialmente letal, no destruye a toda la humanidad. La propia Mtb estimula la respuesta adquirida sobre la TB que mejora la resistencia del organismo humano. Las vacunas especiales también aumentan esta resistencia. La ciencia médica puede ayudar a reforzar la respuesta innata y adquirida a la TB; sin embargo, la predisposición genética juega un papel importante