ISSN: 2168-9458
Anne Berthinier-Poncet
Aunque la noción de ecosistema se ha vuelto muy popular en el campo de la gestión de la innovación y el espíritu empresarial (también para industriales, académicos y gobiernos), todavía abarca una gran variedad de perspectivas diferentes. Siguiendo a Spiegel (2017:50), definimos un ecosistema de innovación en relación con el emprendimiento como "la combinación de elementos sociales, políticos, económicos y culturales dentro de una región que respaldan el desarrollo y el crecimiento de nuevas empresas innovadoras y alientan a los emprendedores nacientes y otros actores a asumir los riesgos de iniciar, financiar y ayudar de otro modo a empresas de alto riesgo”. El emprendimiento está estrechamente ligado a la noción de ecosistema ya que el desarrollo, el éxito pero también el fracaso de los nuevos emprendimientos no solo dependen de los activos de la empresa sino también de sus socios y redes externas. Las dinámicas empresariales a menudo involucran un trabajo colectivo, “creado no por “un” emprendedor sino por un equipo de emprendedores” (Vieira Borges et al., 2003, p.13) y dependen fuertemente de las interacciones entre los diferentes actores del ecosistema: desde actores formales (instituciones políticas, grandes empresas, universidades, laboratorios de investigación, intermediarios de innovación, clústeres) hasta actores informales (comunidades de innovación). A cambio, la dinámica empresarial está en el centro de la renovación de los ecosistemas de innovación. La dinámica emprendedora y el ecosistema de innovación son, en efecto, dos conceptos íntimamente ligados. Sin embargo, la investigación sobre el tema aún está poco desarrollada, en particular al observar con mayor precisión los procesos a través de los cuales los ecosistemas de innovación brindan beneficios a los emprendedores y las empresas emergentes: cómo fomentan la creación de empresas de alta calidad y brindan a estas empresas algún tipo de competitividad. ventaja que les ayuda a crecer y prosperar (Spiegel & Harrison, 2018).
La cuestión de la estrategia surge entonces de manera diferente para los emprendedores (Iansiti & Levien, 2004; Teece, 2007), y con ella la cuestión de encontrar el mejor entorno sostenible para nuevas empresas (Porter, 2003). No se trata solo de posicionarse en un entorno competitivo para capturar valor, sino también de actuar en ese entorno, como actor en un proceso de co-creación de valor (Adner, 2006; Adner & Kapoor, 2010). Si el papel central de las interacciones entre los actores dentro de un ecosistema llevó al desarrollo de diferentes trabajos que integraban la cuestión de la proximidad geográfica de los actores, también destacó la dimensión territorial de las dinámicas emprendedoras dentro de los ecosistemas de innovación (Gertler et al. 2000).