ISSN: 2155-9570
Francisco Javier Carreras
El glaucoma continúa siendo una enfermedad misteriosa. La presión intraocular (PIO) alta, que alguna vez fue el hito de la enfermedad, ha sido relegada al humilde papel de factor de riesgo, a pesar de que la reducción de la PIO sigue siendo el único tratamiento parcialmente exitoso. Incluso con una PIO controlada con éxito según los estándares estadÃsticos, muchos pacientes misteriosamente siguen perdiendo progresivamente tejido neural. Recientemente se ha propuesto un nuevo mecanismo patogénico como principal agente de la enfermedad. Bajo esta nueva luz, algunos detalles estructurales del ojo humano, fruto del peculiar desarrollo evolutivo, adquieren un papel inesperado en la presentación de la enfermedad. Como resultado del análisis cladÃstico, el ojo humano aparece como particularmente propenso a sufrir glaucoma como consecuencia del camino evolutivo recorrido. Eso hace que el glaucoma sea esencialmente un flagelo humano (y homÃnido relacionado). Las caracterÃsticas exclusivas del ojo humano en comparación con otros vertebrados involucran tanto el segmento anterior como el posterior. Esas caracterÃsticas que facilitan el glaucoma en humanos están ausentes en muchos de los supuestos modelos animales para la enfermedad, y esta insuficiencia complica aún más el misterio del glaucoma. Esto sugiere la división de los modelos animales en aquellos que imitan toda la enfermedad y aquellos que solo reproducen una caracterÃstica histológica pertinente. Desafortunadamente, la mayorÃa de los modelos animales se basan en una presión intraocular alta, lo que excluye la mayorÃa de los casos de presión baja o moderada. Para cualquier modelo animal, es importante que el investigador establezca con precisión las restricciones del modelo para evitar sacar conclusiones precipitadas.