ISSN: 2155-6148
Levantesi Laura, Oggiano Marco, Fiorini Federico, Sessa Flaminio, De Waure Chiara, Congedo Elisabetta y De Cosmo Germano
Antecedentes: Un estudio anterior investigó el valor de agregar un nutricionista a un enlace de alta geriátrico- Equipo. El alcance de este estudio fue explorar los posibles ahorros económicos de esto.
Métodos: Los pacientes, mayores de 70 años y con riesgo nutricional, fueron aleatorizados para recibir el Equipo de enlace de alta con (grupo de intervención, GI) o sin dietista (grupo de control, GC). El GI recibió tres visitas domiciliarias del dietista durante un período de 12 semanas. Los datos incluidos en el análisis económico fueron el tiempo de permanencia del dietista, el uso de suplementos nutricionales orales (SNO) y el número de días de hospitalización.
Resultados: De los 71 pacientes incluidos, 34 estaban en el GI, 30 pacientes recibieron las tres visitas del dietista. El número acumulado de días de hospitalización fue de 172 en el GI y 415 en el GC. El uso de SNO fue del 48% en el GI y del 17% en el GC (P=0,001). El coste estimado para el dietista y ONS combinados en el GI fue de 9.416 € frente a 1.150 € (solo ONS) en el GC. Para las hospitalizaciones, el coste estimado fue de 92.020 € en el GI y 220.025 € en el GC. El ahorro de costes asciende a 3.048 € por paciente en el GI.
Conclusión: Agregar un dietista a un equipo de enlace de alta geriátrica redujo los costos de atención médica.
Propósitos del estudio: para reducir el sangrado, las hepatectomías generalmente se realizan manteniendo una presión central baja (PVC) combinada con un flujo de control extrahepático y este manejo puede provocar inestabilidad hemodinámica y reducción en el suministro de oxígeno. Este estudio analiza los cambios hemodinámicos y por ende el manejo de fluidos derivados, en pacientes sometidos a resección hepática, a través del sistema Vigileo/FloTrac. Procedimientos básicos: Se incluyeron 17 pacientes. Los diuréticos de asa alcanzaron una PVC baja, por debajo de 4 mmHg. Se registraron los parámetros hemodinámicos y también se realizó un análisis de gases en sangre. Al final de la resección se realizó reposición de líquidos con 500 ml de solución cristaloide en 20 minutos evaluando cambios en PVC, Índice Cardiaco (IC) y Variación del Volumen Sistólico (SVV). Principales hallazgos: Durante la maniobra de Pringle, el Índice Cardíaco resultó estable a través de una modificación en la frecuencia cardíaca y las resistencias vasculares (p<0,01). Solo la SVV cambió significativamente durante la maniobra de Pringle (p=0,03) y no la CVP (p=0,8). En todos los pacientes el aporte de oxígeno se mantuvo por encima de los 600 ml/min/m2. La optimización de fluidos se realizó con 1917 ml ± 1161 ml de solución cristaloide con una reducción significativa de la VSV (p<0,01) del orden del 7% a pesar de una PVC de 5 mmHg. Conclusiones: Suponemos que la SVV puede sustituir a la CVP en el manejo de las hepatectomías mayores. En cuanto a los resultados podemos concluir que se puede lograr una buena perfusión periférica también con un régimen restrictivo de líquidos evitando la sobrecarga y el edema postoperatorio.