ISSN: 2385-5495
Luciana Caenazzo, Pamela Tozzo, Giovannella Baggio
Las diferencias entre las experiencias de salud y enfermedad entre mujeres y hombres son bien conocidas. La medicina específica de género necesita restablecer el equilibrio para comprender los diferentes signos clínicos, los procedimientos de diagnóstico y las necesidades terapéuticas de las enfermedades en hombres y mujeres. Esta nueva dimensión de la medicina necesita inversión en investigación y política sanitaria. Si los profesionales de la salud y las organizaciones sanitarias no tienen en cuenta sistemáticamente las diferencias de género, pueden surgir y perdurar las desigualdades. La mayoría de las discusiones sobre el género que implican una perspectiva ética comienzan con el argumento de que las mujeres y los hombres deben ser considerados de igual valor moral. Cuando no haya diferencias relevantes entre ellos, entonces la equidad y la justicia dictan que deben ser tratados por igual, pero si existen diferencias en las necesidades, la planificación del servicio debe tener esto en cuenta. En estas circunstancias, tanto la equidad como la igualdad deben ser un principio rector. La promoción de una mayor igualdad entre hombres y mujeres también se ha convertido en un tema crucial en el debate bioético, si bien existe cierta confusión sobre el significado de igualdad en este contexto, y especialmente sobre cómo se puede obtener. Las diferencias biológicas no se pueden eliminar, pero sus efectos potencialmente nocivos se pueden mitigar mediante políticas sociales que las tengan debidamente en cuenta y mediante investigaciones, políticas y proyectos de salud que presten la debida atención a las consideraciones de género y promuevan la equidad de género entre mujeres y hombres.