ISSN: 2157-7609
Igor Klépikov
La aparición de la actual pandemia de COVID-19 no solo ha cambiado significativamente el ritmo y las condiciones habituales de nuestra vida, sino que también ha sido una sorpresa directa para muchos, provocando una sensación de ansiedad e inseguridad. A medida que se desarrollaba la nueva situación y se acumulaban sus consecuencias, se identificaron cada vez más problemas de larga data que anteriormente habían pasado desapercibidos o sin importancia para muchos. Y si hace un año la discusión de estos temas no era percibida adecuadamente en la comunidad médica, hoy la propia situación dicta la necesidad de tal análisis. Además, la pandemia ha sorprendido por completo a la gran mayoría de los especialistas, privándolos de sus esquemas de tratamiento habituales, y las ofertas y esfuerzos actuales de atención médica son sintomáticos y no afectan los resultados generales.
En este momento, cuando la pandemia del coronavirus es un hecho indiscutible, es difícil rebatir las afirmaciones de que esta catástrofe se nos ha acercado constantemente durante muchos años. El principal problema de la infección por coronavirus es el desarrollo de una forma viral de neumonía con todas las posibles consecuencias. Los virus han aparecido durante mucho tiempo en la descripción de los patógenos de la neumonía aguda (PA), pero en años anteriores su papel independiente en el desarrollo de esta enfermedad era más declarativo, y las infecciones virales se consideraban precursoras de la inflamación bacteriana.