ISSN: 2155-9570
Jan Lestak, Sarka Pitrova y Pavel Rozsival
Objetivos: Estudio retrospectivo para comparar los efectos a largo plazo del tratamiento con bloqueadores β y prostaglandinas evaluando cambios en los campos visuales.
Métodos y Pacientes: El grupo incluyó a 60 pacientes de aproximadamente la misma edad (61 y 62 años), con los mismos cambios en el campo visual y el mismo grosor corneal central (556 956;m), de los cuales 30 fueron tratados con bloqueadores β (18 mujeres y 12 hombres) y 30 con prostaglandinas (15 mujeres y 15 hombres). No hubo cambios en la medicación en el transcurso del tratamiento. Durante los seguimientos, la presión intraocular estuvo en el rango de 10 a 20 mmHg. Evaluamos los cambios en los campos visuales (defectos de patrón) en el último examen en 2012. Los resultados se compararon con los hallazgos en los campos visuales de 2005. Ningún sujeto tenía ninguna enfermedad ocular o sistémica que pudiera afectar los cambios en el campo visual. La paquimetría corneal se realizó con un ecógrafo Tomey SP-100. El campo visual se examinó mediante perimetría estática utilizando un dispositivo MEDMONT M 700 con un programa de glaucoma de umbral rápido. Para la comparación de los dos grupos tratados con β-bloqueadores y prostaglandinas, usamos la prueba de Mann-Whitney´s. Para la comparación del tratamiento con los β-bloqueadores timolol, carteolol, betaxozol y vistagan, usamos el método no paramétrico de Kruskal-Wallis´ test, y posteriormente para comparar terapias con prostaglandinas latanoprost y bimatoprost, se utilizó el test no paramétrico de Mann-Whitney bilateral.
Resultados: Con el análisis estadístico, no hemos encontrado cambios entre los tratamientos con β-bloqueadores y prostaglandinas (p=0,395 a 0,836) ni diferencias entre diferentes betabloqueantes (p=0,495 a 0,576). Del mismo modo, no encontramos cambios estadísticamente significativos en ninguno de los tratamientos con bimatoprost y latanoprost (0,575 a 0,965).
Conclusión: Nuestros resultados en el período de seguimiento de siete años no mostraron diferencias en el cambio funcional del campo visual entre los tratamientos con β-bloqueadores y prostaglandinas.