ISSN: 2155-9899
Annika Linde, Gerald H. Lushington, Javier Abello y Tonatiuh Melgarejo
El cuerpo humano está sujeto a una exposición microbiana constante tanto del microbioma residente como del entorno circundante. Mantenerse saludable en un mundo lleno de “peligros” como tal, requiere herramientas codificadas por genes para permitir un escudo inmunológico inmediato y efectivo. Los péptidos antimicrobianos de defensa del huésped son imprescindibles para una respuesta inmunitaria innata adecuada en la que cumplen funciones tanto reguladoras como de ejecución para eliminar patógenos infecciosos, controlar la inflamación y ayudar a la curación del tejido lesionado. Los péptidos de catelicidina se aislaron originalmente de la médula ósea y los neutrófilos, aunque ahora se sabe que su patrón de expresión abarca un espectro más amplio. La importancia clínica de un repertorio eficaz de péptidos de defensa del huésped se ilustra mejor con los datos de grupos de pacientes con un patrón de expresión deficiente y una mayor susceptibilidad a la enfermedad, así como con el trabajo experimental con modelos animales relevantes. Este artículo de revisión se centra en la catelicidina LL37 humana y sus implicaciones clínicas en las enfermedades infecciosas.