Revista de Oftalmología Clínica y Experimental

Revista de Oftalmología Clínica y Experimental
Acceso abierto

ISSN: 2155-9570

abstracto

Medición automática del grosor coroideo con tomografía de coherencia óptica de fuente de barrido para el seguimiento clínico en la enfermedad aguda de Vogt-Koyanagi-Harada

Olga Garcia-Garcia, Sara Jordan-Cumplido, Olaia Subira-Gonzalez, Pere Garcia-Bru, Luis Arias, Josep Maria Caminal

Antecedentes: el curso de la enfermedad aguda de Vogt-Koyanagi-Harada generalmente se evalúa cualitativamente usando verde de indocianina < strong>angiografía. La tomografía de coherencia óptica de fuente de barrido puede proporcionar un método de seguimiento más seguro, no invasivo y más objetivo. En este estudio, evaluamos el valor clínico de las capacidades de medición automatizadas de la tomografía de fuente de barrido para medir el grosor coroideo. Diseño: Estudio prospectivo longitudinal de casos y controles en un hospital universitario de tercer nivel. Participantes: nueve pacientes con enfermedad aguda de Vogt-Koyanagi-Harada (18 ojos) y 17 controles de la misma edad (34 ojos). Métodos: El grosor coroideo (área subfoveal y cuadrícula ETDRS) se midió automáticamente con tomografía de coherencia óptica de fuente de barrido. Los cambios en el grosor se compararon con los cambios en la agudeza visual y los hallazgos de la angiografía con verde de indocianina para verificar las correlaciones. Principales medidas de resultado: Cambios en el grosor coroideo (micrómetros- µm) desde el inicio. Las medidas secundarias incluyeron agudeza visual y angiografía. Resultados: Al inicio del estudio, los pacientes presentaron un grosor coroideo subfoveal medio (DE) significativamente mayor (666,9 µm [258,3] frente a 302,3 [71,4]) y un grosor coroideo en rejilla ETDRS (648,7 µm [260,5] frente a 287,5 [69,3] ) que los controles (p=0,000). El adelgazamiento coroideo y la mejora de la visión se asociaron con el tratamiento, mientras que el aumento del grosor y el empeoramiento de la visión se asociaron con una recaída posterior. En el 62,5% de las recurrencias en tomografía no se presentaron cambios en la agudeza visual; sin embargo, todas las recurrencias diagnosticadas con tomografía mostraron signos de inflamación en la angiografía. Conclusiones: La medición automática del grosor coroideo con tomografía de coherencia óptica de fuente de barrido es una forma rápida y no invasiva de detectar recurrencias del segmento posterior y la respuesta al tratamiento en pacientes con Harada aguda. La tomografía de fuente de barrido podría reducir la necesidad de angiografía para controlar a los pacientes con la enfermedad de Harada.

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