María Rosaria Coscia
Los peces antárticos son un ejemplo extraordinario de adaptación al ambiente de frío extremo donde los eventos de modificación genética significativos han jugado un papel crucial. Debido a la plasticidad bien documentada de su locus genético, la molécula de inmunoglobulina (Ig) representa un modelo valioso para comprender las modificaciones evolutivas ocurridas en las especies de teleósteos antárticos. Hemos informado, en un artículo reciente, sobre la primera identificación del gen de la cadena pesada IgT en el teleósteo nototenioide antártico Trematomus bernacchii; codifica tres variantes de transcripción de IgT de diferentes tamaños, denominadas Long, Short y Shortest. El análisis genómico reveló que, dentro del intrón entre los exones que codifican los dominios constantes primero y segundo completos, estaba presente una reminiscencia del segundo exón ancestral. Hemos revelado una complejidad insospechada de los genes Ig de los peces antárticos, lo que refuerza el concepto general de una alta variabilidad de estos genes entre las especies de teleósteos.