ISSN: 2155-6148
Krzysztof Laudanski, Rose Wei y Linda Korley
Junto con los efectos directos a corto plazo conocidos de la anestesia en general, existe evidencia emergente de un efecto inmunomodulador con anestésicos específicos que pueden disminuir las defensas del paciente contra los crecimientos neoplásicos malignos. Este efecto es especialmente importante en el marco del tratamiento quirúrgico de las neoplasias, que suele ser la mejor opción para la supervivencia a largo plazo en pacientes con neoplasias sólidas. Muchos estudios han especulado sobre la mejor técnica anestésica para reducir la recurrencia de la neoplasia y promover la supervivencia del paciente, sin embargo, a menudo descuidamos la respuesta de estrés simpático a la neoplasia y cómo los anestésicos modulan este efecto. En esta revisión, estudiamos la evidencia en lo que respecta a las técnicas anestésicas y el control del dolor, en particular la anestesia general frente a la regional y la analgesia con opiáceos. En este momento no hay suficiente evidencia para apoyar que la anestesia regional tiene un resultado más favorable que la anestesia general, o que los opioides no deben usarse en el manejo del dolor relacionado con neoplasias debido a sus posibles propiedades pro-metastásicas secundarias a la inmunosupresión inducida por opioides. En cambio, el debate sobre el uso de anestésicos debe centrarse en el control adecuado del dolor, ya que evidencia abrumadora ha demostrado que la reacción de estrés relacionada con el dolor, mediada por la activación β-adrenérgica, promueve la propagación neoplásica y la metástasis, por lo tanto, disminuye las tasas de supervivencia.