ISSN: 2165-7548
Andrew O'Keefe, Christine Lejtenyi y Moshe Ben-Shoshan
Introducción
La alergia a la leche es la alergia alimentaria más común entre los niños pequeños y afecta del 2% al 8,4% de los niños. La mayoría (75 %) de los niños alérgicos a la leche pueden tolerar la proteína de la leche que se ha desnaturalizado mediante el calentamiento. Además, la mayoría de los niños superarán su alergia a la leche, con un 79 % tolerando la leche a los 16 años. La inclusión de leche calentada extensivamente, o leche horneada, en la dieta es importante ya que mejora la calidad de vida y puede facilitar la tolerancia a la leche en su forma pasteurizada habitual.
Presentación de caso
Describimos a un hombre de 17 años con una larga historia de alergia a la leche, que evita estrictamente los productos lácteos. Tras el desafío con leche horneada, desarrolló anafilaxia grave, incluida hipotensión, que requirió tratamiento con epinefrina, oxígeno suplementario, líquidos intravenosos y salbutamol.
Conclusión
La anafilaxia a la leche, incluso en formas muy calentadas, puede ser un problema que amenaza la vida y el manejo adecuado es crucial. La provocación alimentaria sigue siendo el estándar de oro para el diagnóstico de la alergia alimentaria. Si bien las investigaciones, como las pruebas de punción cutánea y los niveles específicos de IgE, pueden ayudar a estratificar el riesgo, hay datos limitados disponibles para estos con respecto a la leche horneada. La provocación con leche horneada es una prueba diagnóstica importante, ya que la tolerancia a la leche horneada mejora la calidad de vida y acelera la resolución de la alergia a la leche. Los desafíos alimentarios son seguros, pero conllevan el riesgo de inducir una anafilaxia grave. Como tal, los desafíos alimentarios deben llevarse a cabo en un entorno donde estas reacciones puedan manejarse adecuadamente.