ISSN: 2155-9880
Despoina-Rafailia Benetou*, Charalampos Varlamos, Dimitrios Alexopoulos
Los pacientes con fibrilación auricular (FA) sometidos a una intervención coronaria percutánea (ICP) representan una población de alto riesgo con un mayor riesgo isquémico y hemorrágico. Con el objetivo de contrarrestar el riesgo tromboembólico asociado con la implantación de stents y la fibrilación auricular, así como mitigar el riesgo de hemorragia asociado con la combinación de fármacos antitrombóticos, identificar la estrategia de tratamiento óptima para este subgrupo de pacientes sigue siendo un desafío en la práctica clínica diaria [1].