Ileana Constantinescu y Ion Mărunțelu
En el trasplante de múltiples órganos sólidos, una de las principales preocupaciones es el complejo manejo inmunológico y clínico de los receptores trasplantados con el resultado de la prevención del rechazo del injerto. Seleccionar los regímenes inmunosupresores personalizados en tales casos también es un desafío. Una dosis demasiado baja de fármaco inmunosupresor puede dar lugar a la aparición de anticuerpos anti-HLA de novo con pérdida progresiva del injerto, mientras que dosis demasiado altas pueden provocar toxicidad del fármaco afectando principalmente a los órganos implicados y al metabolismo. El fracaso del tratamiento con inhibidores de la calcineurina hace que el paciente vuelva a la lista de espera. Presentamos el caso de una paciente trasplantada de hígado en la que la nefrotoxicidad inducida por el tacrolimus postrasplante obligó a realizar un trasplante renal para salvar su vida.